miércoles, 27 de noviembre de 2013

VENCER O CONVENCER.

" Se piensa que lo justo es lo igual, y así es; pero no para todos, sino para los iguales. Se piensa por el contrario que lo justo es lo desigual, y así es, pero no para todos, sino para los desiguales."

Aristóteles.



Podría encabezar este texto haciendo alusiones a términos como raza, especie, evolución, selección natural, selección artificial, etc., pero  en un  texto que pretender alejarse de conceptos puramente técnicos e intentar pertenecer a la categoría de político y social, creo que éstos sobran.

Al respecto,  solo me gustaría apuntar la siguiente pregunta y hacer una reflexión.

¿El termino raza es un proceso biológico objetivable o es una creación artificial del hombre?

Que definiciones son más acertadas, aquellas que hacen hincapié en el animal, distinguiendo una raza de otra por las diferencias medidas de forma objetiva de variados aspectos o caracteres, tanto cualitativos como cuantitativos, o aquellas que dan mayor importancia a la labor del hombre en la manipulación de tales aspectos y su poder de decisión a la hora de ser los responsables de su nombramiento y reconocimiento oficial como tal.

Se ha escrito mucho y bien acerca de la evolución que ha llevado este canario, sobre sus posibles orígenes, aventuras y desventuras hasta hoy; sería recomendable que en la medida de sus posibilidades toda la persona que intente abrazar esta rama de la canaricultura, leyera por lo menos una vez en la vida los llamados artículos históricos, prestando especial atención a los escritos por D. Antonio Drove Aza y D. Rafael Martinez Bouzo.

De aquel primitivo pájaro de Vic (Barcelona) hasta nuestros días ha llovido mucho y fuerte, incluso en ocasiones de forma torrencial, arrastrando con ello las ilusiones y el esfuerzo de una gran mayoría de canaricultores que han visto frustradas sus esperanzas de ver luz al final del túnel, es decir, de divisar como su afición se asentaba sobre bases comunes, que hicieran que si bien es cierto que hay diferencias entre las distintas formas de ver la evolución artificial que los distintos grupos sociales han planteado dentro de sus respectivas asociaciones culturales, grupos de amigos, etc., todo ello se pudiese agrupar bajo una denominación que tendría como común denominador al canario de canto discontinuo.

Actualmente existen dos posiciones contrapuestas dentro de la canaricultura de canto discontinuo, derivadas del reconocido como canario timbrado español, de sobra conocidas por todos. Cada uno cree tener su parte de razón, bajo sus criterios de objetividad, si es que tal objetividad existe, en cuanto que implica ser el portador de la verdad absoluta, una verdad que yo entiendo que  con el paso del tiempo ha sido corrompida, distorsionada, al ser interpretada por el hombre para adaptarla a sus gustos y criterios personales. Es en ese estado mental donde radica la dificultad, pues para ello tendríamos que desprendernos de nuestros prejuicios e intentar ser neutros e imparciales, algo muy difícil de poner en práctica, pero no imposible. Como bien expresa la siguiente cita," no hay peor fracaso que no volver a intentarlo”.

Es algo obvio y palpable a pie de calle o de cabina, si uno comente la osadía de ir a un concurso no afín a sus gustos personales, el sufrir los distintos puntos de vista que existen por todo lo ancho de la geografía española en referencia a lo que debe ser un canario de canto discontinuo, sus cualidades y defectos, lo que es bueno para unos, lo es malo para los otros, lo que es valorado como positivo por unos, es valorado de forma negativa por los otros, pero ello no es óbice para que se llegue a una solución consensuada y única.

No sería fructífero ni efectivo el buscar aquí las causas y los motivos que han llevado a este desencuentro entre aficionados, pues entiendo que no servirían para solucionar este entuerto, y que lo mejor es mirar al futuro, ese futuro que se va, con renovadas miras, pues aunque con dificultades, todavía a es posible una solución que contente en mayor o menor medida a todos.

Pero no por todo ello se puede negar la existencia de ciertas y claras diferencias, bajo mi punto de vista más culturales que técnicas, y que estas diferencias, las técnicas y metodológicas, bien se pueden intentar salvar con la creación de unas normas comunes a todos que las incluyan, y unas reglas claras de juego que sean aceptadas y respetadas por todos. Imaginemos que al igual que a día de hoy existen dos tendencias enfrentadas en cuanto a su concepción de lo que debe ser un canario discontinuo, mañana surgiesen otras, que quisiesen impregnar esta forma de entender la canaricultura con otro tipo de pájaro en el que las diferencias existentes con los actuales, fuesen similares a las que ahora nos afrontan, y que éstos, poco a poco fuesen ganando adeptos; esto se convertiría en una torre de babel, en la que al final los perjudicados seriamos los aficionados y todo podría acabar con la creación de reducidos y minúsculos grupos, que dado su tamaño y especialización, si se radicalizasen, podrían llegar al estado final de lo que hoy conocemos como canario de canto discontinuo, es decir, a su extinción, por aburrimiento, cansancio, desinterés, etc., de los criadores.

Si lo que verdaderamente queremos es que esa evolución cultural y positiva sea sólo eso, y con ella se pueda avanzar de forma más rápida y efectiva para la consecución de unos fines mayores, para hacerla bien, deberá hacerse entre todos. Realmente las distintas denominaciones que se utilizan para identificar al canario de canto  discontinuo solamente indican a qué registros o federaciones pertenece o puede pertenecer éste. En base a todo lo anterior, cabe afirmar que la raza del canario de canto discontinuo es el propio canario de canto discontinuo en su pluridimensionalidad más absoluta, pero que aunque tal, hay que intentar delimitar o acotar mínimamente, por una cuestión de higiene social.

Una de las cosas que me fascina de este animal es su dinamismo, su fluidez, el hecho de intentar que aunque el canario de canto discontinuo sea siempre el mismo, es decir ausente de notas continuas, éste está formado por canciones siempre nuevas, que llegan y se escabullen con rapidez; el hecho de que de un año a otro aun siendo el mismo tipo de canario, son otras notas las que están naciendo y somos nosotros en parte también los que estamos cambiando. Esa es para mí una de las principales características de estos animales, que aunque nosotros en nuestras disputas internas intentemos utilizarlos como contrarios, oponiendo un cierto tipo de notas a otras, es algo que su propia naturaleza se encarga de negar.

Al respecto de todo cuanto acontece en los ámbitos federativos, para mí solo es criticable un aspecto de éstos, pero no de algo en concreto, sino de todos los que en la actualidad pululan por el amplio espectro de la familia del canario de canto discontinuo, como es la sumisión que entre todos hemos debido al poder establecido por unos parientes lejanos de nuestra forma de hacer, unos dirigentes políticos que siempre nos han visto como la familia pobre y pesada a la que debían de soportar, es decir, unas organizaciones tanto nacionales como internacionales donde la magia del color oscurecía a la imaginación y sutileza del canario de canto, y donde para hacer valer nuestros intereses hemos tenido que mendigar caricias. Teniendo siempre nuestras espuertas cargadas de razones, nuestro distanciamiento, que a crecido a diario, ha hecho que  uno de  nuestros peores defectos hayan  sido nuestras virtudes a medias, y el no saber vendernos de forma unitaria, por lo que al final,  nos hemos tenido que regalar. Por eso, mientras no seamos capaces de crear esas estructuras federativas o asociativas, ya no solo a nivel estatal, sino más importante, internacional, en las que nosotros seamos los verdaderos artistas principales, y decidamos nosotros mismos sobre lo que es mejor o peor, seamos responsables de nuestros aciertos y errores, no dejaremos de ser lo que somos en la actualidad, actores de una tragicomedia de serie B, en la que sé que mantienen disputas por decidir que fue antes, el huevo o la gallina, cuando en la realidad ni el huevo es todavía gallina, ni la gallina ha puesto aun ningún huevo y quien tiene que decidir tal cuestión no es alguien que entienda de huevos o de gallinas, sino de lobos y de corderos.

Al final de esta historia, el grupo con más poder político saldrá airoso en su intento de llevar a la práctica tal o cual cuestión, pero con esa imposición y respaldo de ese poder que tiene la fuerza suficiente para que sus decisiones se cumplan,  no se habrá solucionado nada de nada, y esa decisión aunque sea formalmente valida y haya contado con los requisitos y exigencias establecidas por las reglas que actualmente rigen, su nacimiento carecerá de verdadera validez, ya que habrá nacido sin contar con la fidelidad suficiente, será formalmente valida, pero socialmente carecerá de ese apoyo necesario de la familia del canario de canto discontinuo,  ya que no coincidirá  con la exigencias de una parte fundamental del todo; no se trata de contentar a todos por igual, sino de intentar  dar una solución real al problema planteado y no de poner un parche que haga que las cosas sigan igual o peor,  y la pregunta a hacerse una vez haya ocurrido esto,  seguirá siendo: ¿ ha salido con tal decisión beneficiada o perjudicada la canaricultura de canto discontinuo?


2013 Pedro Mata.

martes, 12 de noviembre de 2013

JUSTIFICANDO UNA OPINIÓN SOBRE EL CANARIO LLAMADO TIMBRADO ESPAÑOL.

Por Antonio Drove Aza Revista Pájaros nº 13, 1961

Hemos visto en los distintos artículos publicados en esta revista, con motivo de la encuesta sobre el canto del País, que se mantienen criterios muy opuestos sobre el canto y denominación del Timbrado Español. Para unos, para los que no han conocido otro tipo de canto ni otra denominación, consideran que debe continuar llamándose Timbrado y persistir el actual Código; otros, creen que esta denominación es absurda por estimar que los Timbres, tal como se definen en el Código, son rulos y, por tanto, no son temas básicos de esta modalidad de canto, por lo que no es correcto tal nombre; otros, por fin, creen que cambiando el nombre de Timbrado por el de Español y manteniendo las actuales directrices del Código, es suficiente para proseguir la labor cultural emprendida en el cultivo de tan interesante canario, no debiendo crearles confusiones y desorientaciones a sus cultivadores por las repetidas críticas que es objeto por parte de quienes las exponen. Debemos convencernos todos, que jamás ha existido, por parte de nadie, la más mínima animosidad hacia el cultivo del buen canto del País.Lo que pueda tomarse como derrotismo, no es más que una consecuencia propia de la incomprensión de los conceptos técnicos que se han tratado de inculcar en bien de quienes cultivan esta modalidad de canto, y estoy seguro que existiría una mayor compenetración y disposición a la discusión de criterios técnicos, si en la conciencia de todos los aficionados de buena voluntad, existieran conocimientos más firmes de lo que es el canto de los pájaros en general. Desgraciadamente, se ha inculcado en la mente de los cultivadores del canario del País, principios técnicos y conceptos equivocados, que son muy difíciles de desarraigar, máxime si existen prejuicios sobre la personalidad canarícola Roller de quienes lo intentan. Los qué desde hace muchos años practicamos la canaricultura Roller, estamos o debemos estar -en contra del parecer general- en muy superiores condiciones técnicas de interpretación de lo que es el canto de los pájaros. La primera confusión que sostienen los aficionados al canto del País, y que es preciso aclarar previamente, es la de creer que la denominación de las notas del canto Roller solamente son aplicables al canto de los canarios de esta raza, cuando en realidad son muchos los pájaros silvestres que emiten notas semejantes, sin que por ello dejemos de denominarlas de otra forma de las adoptadas internacionalmente, o en su traducción correspondiente a la de todos los países. Todos sabemos que los pájaros de distinta y aun de la misma especie, no cantan exactamente igual. No obstante, si analizamos el canto de unos y otros, observaremos cierta semejanza de estructura o de composición fonética en distintos pasajes; unos, los emiten con ritmo más acelerado; otros, lo modulan más perfectamente, y con más grata vocalización; otros, lo expresan con más languidez. En definitiva: una misma nota puede ser captada con variadas características según el temperamento de los pájaros y, sobre todo, por las particulares condiciones y facultades de los respectivos órganos productores de canto, ya que éstos son susceptibles de variar la tonalidad y sonoridad, de acuerdo a condiciones físicas de resonancia por especial disposición de la concavidad bucal y del movimiento del pico. Las flautas emitidas por un ruiseñor, pardillo, verderón, malvís, etc., etc., son semejantes, puesto que su estructura fonética es similar, diferenciándose únicamente en el ritmo (más o menos rápidas), en la modulación (inflexiones de la voz), en el tono (grave, agudo, buceo, sordo), y en la forma de expresión (duro, severo, alegre, triste). Todas ellas son flautas, y, sin embargo, a pesar de tal denominación (flautas), no por eso, esta nota es privativa del canario Roller. Igualmente acontece con los trinos o notas de agua, cloqueos, timbres (cascabeleos), tanto en sus formas simples, como compuestas, y, a pesar de ser muchísimos los pájaros que las emiten en variadas frases, cada uno con sus particulares ritmos, modulaciones, tonalidades y formas de expresión, no por eso dejaremos de aplicar la denominación correspondiente al canto de cualquiera de los pájaros que las ejecuten. Los rulos, en cambio (léase Timbres altos, medios o graves, según el Código). solamente son propios y dominantes del canario Roller, y de muy pocos pájaros silvestres: el verdecillo o chamariz, con su variado repertorio de entremezclados e imperfectos rulos timbrados, y el verderón, con sus "tórreos" cortos y largos. Ya veremos más adelante la diferencia existente entre un Rulo (Timbre, según el Código) y un Timbre (Cascabeleo, según el mismo Código). Como antiguo cultivador y modesto conocedor de la cultura del buen canto del canario del País, es lógico que manifestara mi disconformidad, verbal y escrita, desde los primeros momentos del intento de crear y establecer un tipo de canto estandardizado que fuera antagónico del Roller: Primero, se pensó establecer una raza de canarios del País, de 16 cm. de longitud, para antagoni-zarlo del Canario Español propuesto por la U. C. de Barcelona en el Congreso de Avicultura celebrado en Madrid en 1948, propuesta que fue aprobada con el beneplácito de quienes, precisamente, pretendieran establecer el canario antagónico del diminuto Canario Español. Posteriormente, en 1951. ante el fracaso del descomunal y ordinario canario que se intentaba implantar, se consideró, muy sabiamente por cierto, que el tamaño fuera una razón secundaria, dando preferencia al canto, para lo cual, se estableció el actual Código, recopilando, tras laboriosas interpretaciones, las notas meritorias que definirían en lo sucesivo al nuevo canario Timbrado Español. Es lógico que quienes no conocieran otra modalidad de canto del País que el de aquellos canarios mixtificados y ordinarios, tradujeran en el Código los conceptos inexactos, propios de la falsa apreciación del canto de aquellos canarios impuros y sin que, hasta la fecha. a pesar de todos los pesares, se hayan subsanado en lo más mínimo los errores cometidos entonces. Según mi opinión, existen, entre otros. tres errores fundamentales, que demostraremos más adelante, que son innatos a la confección del Código: Primero, falsa denominación de Timbrado Español, por erróneo concepto de Timbre, por cuyo motivo y al considerarlos básicos de esta modalidad de canto, se estimulan las ruladas (más o menos perfectas), impropias siempre del canario del País. Segundo, estimular asimismo rudezas de expresión de acuerdo a los textos fonéticos de algunas notas de mérito establecidas, y Tercero, no haber incluido precisamente a las variaciones de AGUA (Clapoteos) como básicas de este canto, ya que éstas, solas o cambiadas con los Cloqueos y acompañadas de Flautas, son las que deben constituir la estructura del buen canto del canario del País, totalmente distinto del cadencioso y severo Roller. Esta modalidad de canto que entonces preconicé y que repetidamente he pretendido inculcar su cultivo a los aficionados del canario del País, ha existido efectivamente y la recordamos con añoranza los viejos aficionados españoles: fue el canto de aquellos célebres canarios de Vich, mi ciudad natal, en cuya localidad catalana los cultivábamos en mi niñez y cuyo meritorio canto era apreciado fuera de nuestras fronteras por no emitir notas desagradables y sí, en cambio, multitud de variaciones bien vocalizadas y moduladas, en un repertorio contrastado de tonalidades diversas, en el cual, además de reconocerse bellos y meritorios Clapoteos, Cloqueos y variadísimas Flautas, expresaban estrofas completas del canto del ruiseñor emitidas con discreta sonoridad y delicados tonos de voz. Desgraciadamente, el canto de este canario fue perdiéndose a consecuencia de cruces desafortunados: Primero, con el entonces llamado Holandés (rizado), consiguiéndose productos desgarbados y heredando también un canto verdaderamente ordinario con los consiguientes Cbaus-Chaus y Piaus-Piaus, que jamás habían sido aceptados por los prestigiosos criadores de Vich. Poco después, y debido a la justa fama que adquirieran los célebres Edeiroller del Harz, los pocos canarios puros que aun quedaban fueron cruzados, allá por el año 1914, con aquellos canarios alemanes importados, dando lugar a productos de cantos mixtificados con ruladas y timbres rulados de baja calidad y que, lejos de mejorar el canto en general, les hacía perder el sello característico e inconfundible de un canto alegre, bello y meritorio, que tanta fama y adeptos había conquistado en todas las provincias españolas y en el extranjero. El esnobismo de nuevos tipos y cantos de canarios extranjeros, fue la causa de que los criadores de Vich y, en general, los de toda España se vieran influenciados por el deseo de incorporar a sus canarios, las características de canarios ajenos, dando al traste, por fin, con el genuino canto, tipo y tamaño (12-13 centímetros) del canario de Vich, para transformarse, en muy pocos años, en el llamado canario del País, ambigua denominación aceptada y que no define a canario alguno, tanto por su pureza racial, como por las irregularidades morfológicas, ni por el grado de mixtificación de su canto. Características irregulares que son fáciles de comprobar en los actuales canarios y que demuestran los desafortunados cruces de que fueron objeto sus antepasados por la generalidad de los criadores españoles. Por estos motivos, no es de extrañar, que quienes, con la mejor voluntad, establecieron el Código del Timbrado Español, confundieran ciertas notas que consideraron básicas de esta modalidad de canto, cuando, en realidad, no son más que reminiscencias, más o menos acusadas, de los cruces de antaño y que, como hemos visto, fueron los que modificaron sensiblemente la pureza del canto del canario de Vich. Si nos atenemos a la composición y expresión fonética de los llamados Timbres, tal como están definidos y explicados en el Reglamento para juzgar el canto Timbrado, comprobaremos que lo que se define como tales, son auténticos Rulos, puesto que si producen sonidos ininterrumpidos o continuos, es prueba evidente de que existe un rápido batido de la consonante "r" o ''''erres" sobre las vocales, obteniéndose, por tanto, redobles o Rulos, cuya calidad y mayor parecido (artísticamente) con los del Roller, serán tanto más perfectos y acusados, cuanto más blandas y gratas al oído, sean, respectivamente, las consonantes y vocales puestas en movimiento. Si al concebir la nota de Timbres, se creyó que el efecto acústico del repiqueteo del timbre eléctrico, definiría mejor la denominación adoptada, no debemos ignorar que un rapidísimo repique (valga la redundancia) de 20-35 veces por segundo sobre un material cualquiera: metal, madera, etc., produce asimismo redobles o rulos, de distinta altura de sonido (tono), cuyos golpes de percusión representarán a las consonantes de la composición fonética, y las vocales a la resonancia del material afectado por las percusiones, percibiéndose un redoble de movimiento continuo regular, en el que la vocal será variable de acuerdo al material empleado. Así, en el cristal y metal percibiremos un sonido en i, en la madera y cartón, en o y u, e incluso en e y ei, si el material utilizado es inadecuado o defectuoso (madera agrietada, por ejemplo), produciendo asimismo redobles puros, pero de sonidos imperfectos y, por tanto, menos agradables: ririri... rorororo... rererere... reireireirei... En cambio, cuando no existe batido de las consonantes sobre la vocales o, lo que es lo mismo, que el golpeteo es relativamente lento, entonces percibiremos un sonido interrumpido entre sílaba y sílaba, respondiendo este ritmo a la velocidad de percusión, que para 4 a 7 golpes por segundo, obtendremos, no un rulo, puesto que no existe redoble, sino lo que internacionalmente se llama Timbre. En el Código figura esta nota como Cascabeleo, denominación correcta que se adapta perfectamente, a la onomatopeya del sonido producido: lin-lin-lin-lin... y será tanto más agradable, cuanto más suavemente sea emitido (percusión suave) : li-li-li-li-li... Debemos aceptar, sin duda alguna, que los llamados "Timbres" en el Código son Rulos por mucho que queramos enmascararlos con durezas de expresión y vocalizaciones poco agradables, pues siempre poseerán el carácter rodado que permite reconocerlos como lo que verdaderamente son. Como vemos, este erróneo concepto de "Timbre" ha conducido a una falsa denominación de Timbrado Español, al ser los rulos, precisamente, las notas que se consideran básicas del canto del canario del País. Esta grave anomalía del Código, aparte del indudable confusionismo que ha creado en la afición, pudiera, tal vez, conducir a problemas de carácter jurídico, por el hecho absurdo de descalificar a un canario por emitir ruladas, perfecta y categóricamente definidas como tales, en un Código de canto, que las valora y las considera básicas. Tampoco son básicas del buen canto del País, los Chaus-Chaus y Piaus-Piaus. Estas ordinarias Flautas, al igual que las llamadas Castañuelas (variedad de Cloqueos) : Chas-Chas-Chac-Chac... fueron siempre motivo de descrédito para quienes las estimulaban en sus canarios. Esta apreciación la mantuvimos en mi época, ya lejana, de cultivador del canario de Vich y la mantienen los países más adelantados de la canaricultura europea, al llamar despectivamente "Choppers" a los canarios que emiten estas expresiones rudas, realmente desagradables. Si los criadores del canario del País van reconociendo que los Chaus-Chaus y Piaus-Piaus, onomatopéyicamente pronunciados, producen desagradable impresión, y si igualmente reconocemos mañana, que las Castañuelas con sus ordinarios trallazos no resultan gratas al oído, y si, asimismo, los "Timbres", con sus ruladas en e y ei producen sonidos nasales y cascados, debemos admitir como cierto el segundo error del Código al estimular durezas de expresión, incompatibles e inadmisibles con una labor educadora propia de la Canaricultura: la de desarrollar arte, no la de crear fealdad. Quienes tengan idea del canto de canarios y pájaros diversos y hayan oído a los actuales canarios del País, habrán observado que buena parte del repertorio de su canto se desarrolla con imperfectas, pero al fin verdaderas variaciones de Agua en sus formas simples y compuestas, a pesar de lo cual, no figuran en el Código las notas bien definidas que estimulen y mejoren su cultivo. Los órganos de canto de los canarios puros del País, están en las mejores condiciones físicas para emitirlas con perfección. por su predisposición innata a esta modalidad de canto acuoso. Con este artículo he pretendido justificar el porqué de mis reiteradas críticas al Timbrado Español y, al mismo tiempo, hacer comprender a la masa de la afición los principales errores que mantienen los aficionados con el cultivo del canto de sus canarios. No quiero citar testimonios que avalen mi continua labor para inculcar el buen canto del País, ni recordar antiguos llamamientos de hermandad para establecer en común las normas verdaderamente técnicas que definieran lo que debe ser este bello y meritorio canto. Lo que sí quiero hacer ahora es relatar cierta "desafortunada" actuación mía en el Concurso de Oviedo en el año 1952, que dio como consecuencia secundaria, el descubrimiento de ciertos canarios puros del País (Vich) y cuyos descendientes están muy de actualidad por su sensacional actuación en el último Concurso en la capital asturiana. Los hechos son los siguientes: En el año 1952 fui requerido para calificar el canto Roller en el Concurso de Oviedo. Cumplida mi misión, fuí invitado para juzgar asimismo el canto del País, ya que en esta modalidad de canto ya había actuado varias veces en los de Madrid. Mi sorpresa fue grande cuando me presentaron planillas impresas con las notas de mérito del actual Código recién establecido. Dado mi criterio particular sobre este canto, que siempre he mantenido invariable, no las acepté y juzgué con arreglo a la impresión general del canto de cada canario sobre una determinada puntuación máxima. No sé si el bochorno que sentí fue por mi actitud adoptada, o por la desconfianza reflejada en las caras de los oyentes que presenciaban el Concurso. Me cabe, sin embargo, la íntima satisfacción del deber cumplido, calificando a los canarios con arreglo a los criterios que ahora conocen mis lectores. Cariacontecido por el absurdo camino que se pretendía conducir a la Canaricultura Española, me trasladé a Avilés para ver a mis familiares. Uno de ellos me habló de un amigo suyo, D. Manuel González Monteserin, que tenía unos canarios que "cantaban muy bien" y me invitó a escucharlos. Fue grande mi sorpresa al ver y oír a aquellos canarios, cuya raza la creía totalmente perdida en Vich, ya que me hizo recordarlos por su canto, tipo, tamaño y plumaje. Debió ser tal mi asombro y alegría por tal hallazgo, que ya en Madrid recibí el diario "Voz de Aviles", con una gacetilla, en la que se citaba mi descubrimiento y transcribía, poco más o menos, las alabanzas que me habían merecido tales canarios. Este año he sido invitado de nuevo para actuar en el Concurso de Roller de Oviedo. Gracias al amigo D. Santiago Ruiz, que también se desplazó allí para juzgar el canto del País, he tenido la satisfacción, esta vez por partida doble, puesto que, además de volver a escuchar unos buenos canarios del País que causaron sensación, su criador D. Vicente Arguelles Villaverde me hizo recordar mi descubrimiento de hace nueve años, y me confesó espontánea y sinceramente que esos canarios procedían, tras ciertos cruces efectuados, de los canarios que había adquirido en Avilés con motivo de la noticia publicada en el diario de aquella ciudad asturiana, cuyos canarios aun conservaba. Yo me permitiría, modestamente, recomendar al Sr. Arguelles que no amplíe el repertorio de su canto con esas "notas" que dicen ser básicas del canario del País. Posee una estirpe buenísima que es susceptible de purificar, procurando mejorar en lo posible la modulación, dicción y vocalización grata, de todas las notas, y estimulando las variaciones de Agua, Cloqueos y Flautas. Con estas notas, en sus formas simples y compuestas, se obtiene un canto variadísimo y de muchísimo mérito, que causaría sensación en los Concursos Internacionales. Vuelvo a repetir ahora, lo que dije públicamente en Oviedo al ser invitado precipitadamente por el amigo Ruiz, cuando estaba juzgando a este lote de canarios: "Así es como debemos enfocar el Canto Español; todo lo demás que se preconiza es falso y absurdo". ¿Es susceptible de establecerse un Código que recopile toda la belleza y variación con que pueden deleitarnos los canarios de esta modalidad de canto? Creemos sinceramente que sí. La afición española tiene la palabra.